A NOSOTRAS SOLO NOS QUEDA AMAR

A NOSOTRAS SOLO NOS QUEDA AMAR


El adulterio se convirtió en la tradición bíblica en un símbolo de la relación infiel del pueblo de Israel con Dios. Es por eso que se inscribe en este relato. La adúltera es símbolo de nosotros, que somos pecadores.

Os invito a meditar las palabras que Jesús le dirige a la mujer: “Tampoco yo te condeno”, manifestando así Jesús con esta expresión la infinita misericordia de Dios con el que peca. Pero añade: “En adelante no peques más”, con lo que indica la llamada reiterada que Dios nos hace a la conversión y a dejar atrás nuestra antigua vida de pecado. Además, Jesús dice a los acusadores de la mujer: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Jesús nos enseña en este relato, que recibir la misericordia de Dios ha de hacernos también a nosotros misericordiosos.

Con facilidad juzgamos a las personas sin conocer su situación y, muchas veces, sin escuchar. Con facilidad muchas veces condenamos, marginamos, incapacitamos…, de acuerdo a nuestros propios criterios, aun siendo incorrectos. Frente a estos enjuiciamientos y condenas fáciles, Jesús nos invita a no condenar fríamente a los demás desde nuestra visión de las cosas, sino a comprenderlos, aceptarlos, ayudarlos...

Antes de arrojar piedras a otros por sus fallos o debilidades: cobardías, traiciones, mentiras, burlas, negaciones, venganzas, egoísmos…, primero hemos de reconocer nuestro propio pecado.

Esto nos ayudará a descubrir que no es la condena lo que puede ayudar a las personas, sino la acogida, la comprensión, y el que alguien les ofrezca la posibilidad de rehacer su vida con dignidad.

Lo que la mujer adúltera necesitaba no eran piedras, sino un corazón misericordioso y una mano amiga que le ayudara a levantarse.

“A NOSOTRAS SOLO NOS QUEDA AMAR”


Congregación de Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, Franciscanas