La palabra clave es la “ESPERANZA”

La palabra clave es la “ESPERANZA”


Queridos amigas y amigos: 

Están invitadas para reflexionar juntas la palabra de Dios. En la primera lectura nos recuerda el profeta Isaías, que, “en aquel día brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz”. Y nos presenta unas imágenes quizá ilógicas, que los montes se aplanen, y que los valles se alcen,... podíamos pensar que es la lógica del mundo, más no de Dios, porque nos habla de la esperanza que viene con este Dios que es pastor con rasgos maternos, que abraza que perdona, que tiene misericordia. Esto lo refuerza la segunda lectura de San Pablo a los romanos, donde nos habla que Dios sí cumple sus promesas para quienes esperan en Él; en este tiempo de Adviento la palabra clave es la “ESPERANZA” porque esperamos a un Dios que sí cumple sus promesas. Estamos invitadas a ser palabra viva llena de esperanza, siendo cielo y tierra nueva donde brota la justicia y así sea más visible la promesa de Dios, en Él.

El evangelio nos presenta a Juan el Bautista. Nos da algunos detalles: cómo, por ejemplo, qué come, cómo viste, dónde está, y, sobre todo, a quién anuncia, a Jesucristo; nos permite descubrir tres signos que hará la gran diferencia entre Juan el Bautista y Jesús, el que anuncia y el que es anunciado, y, por tanto, entre la antigua alianza y la nueva alianza. En esta continuidad hay novedades para el pueblo judío: viene alguien detrás de mí, de quien no soy digno de quitarle la sandalia. En cambió Jesús si es capaz de quitarnos las sandalias y lavarnos los pies; en el siguiente signo Juan anuncia la conversión, “conviértanse para estar preparados…", no solo anuncia que algo está por terminar, sino nos quiere decir que algo está por comenzar, una nueva historia donde volver a renacer es una esperanza viva desde la justicia; en el último signo nos dice Juan yo los bautizo con agua, pero el que viene detrás de mí, les bautizara con espíritu. Este bautizo nos da la gracia de creer, de ser libres, de amar y de soñar. Es por eso que Juan prepara la venida de Jesús como centro de todo el plan de salvación.

Esta es la actitud de toda cristiana en el Adviento, que nuestra manera de pensar o nuestras seguridades, que creemos que son lo más importante para nosotros, pongámoslas en las manos del señor para que Él sea quien nos ayude a ser justas en nuestro obrar, como Él lo es con nosotras, para poder ver en nuestra vida la providencia y el amor que Dios tiene con sus hijas e hijos.


Congregación de Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno, Franciscanas