La Virgen de Altagracia, LA TATICA

La Virgen de Altagracia, LA TATICA


En República Dominicana hay dos grandes devociones a María, la de la Virgen de la Merced y la de la Virgen de Altagracia. La primera es la Patrona de la República Dominicana, la segunda es la Protectora del pueblo dominicano. Un número incontable de fieles demuestran día a día su amor y devoción a la Madre de Cristo, que bajo la advocación de la Altagracia, ha acompañado a los dominicanos desde hace más de quinientos años.

Virgen de la Altagracia, la leyenda

La Imagen de la Altagracia le fue dada por un anciano, de manera casi milagrosa, a un padre para su hija, que le había pedido se la trajera de la Capital. La Imagen desapareció de la casa y se apareció en un naranjo. La retomaron a la casa, pero el hecho se repitió varias veces: desaparición de la casa y aparición en el naranjo.

La gente interpretó este acontecimiento como un deseo de la Virgen para que se le colocara en la ermita parroquial; y así se hizo. Al ir aumentando el número de peregrinos visitantes, se construyó un templo más grande, consagrado en 1572 (el llamado Santuario Antiguo) y luego la actual Basílica inaugurada en 1971 y consagrada en 1972.

La primera versión escrita que conservamos de la leyenda es de 1698. Este documento tampoco se conocía. Fue encontrado por el Lic. Bernardo Vega en los archivos del Museo Británico y hecho público por el en 1985. Las otras versiones escritas, recogidas de la tradición oral, son de principio de este siglo; entre ellas se pueden notar las de Rafael Deligne Juan Elías Moscoso. También Mons. Juan Felíx Pepén, nativo de Higuey y su primer obispo, la relata en su libro “Donde floreció el naranjo”.

Datos Históricos

A partir de los datos históricos podemos construir una historia ligeramente distinta. La Imagen de la Altagracia (óleo sobre lienzo de fines del siglo XV o a comienzos del siglo XVI) y la villa de Salvaleón de Higuey están unidos casi desde la fundación de ésta hacia 1506. Prácticamente han hecho historia común. También en la ciudad de Santo Domingo el culto y la devoción a la Altagracia es muy antigua. Algunos/as historiadores opinan que la capilla de la Altagracia, ligada al hospital de San Nicolás de Bari, primero de la Isla del Nuevo Mundo, del que se conservan algunas ruinas en la calle Hostos de la capital, se remonta a los primeros años de la colonia, a la misma época de la Altagracia de Higuey. Esta capilla desapareció. Allí se ha edificado la actual iglesia capitalina con el mismo nombre de Altagracia.

En la memoria de los higueyanos se conserva la tradición de que el Santuario Viejo está construido donde estuvo plantado el naranjo, en el que apareció la Virgen. Detrás del templo hay un lugar donde se ha plantado naranjo. Cuando se seca uno se siembra otro. Nadie sabe cuándo ni quién empezó esta costumbre. Sólo se sabe que “así se había hecho siempre”, “de tiempo inmemorial”.

En un documento de 1650, escrito por el canónigo dominicano Jerónimo de Alcocer, se dice que es sabido por todos que la Imagen fue llevada a Higuey por los hermanos Antonio y Alonso Trejo.

El Papa Juan Pablo II, durante su visita al país, coronó personalmente el 25 de enero de 1979 a la imagen con una diadema de plata sobredorada, regalo personal suyo a la Virgen.

La advocación de la Virgen de Altagracia es muy popular, concurriendo a su santuario, todos los años, numerosas romerías que van desde los más apartados confines de la isla a ofrendarle los votos y promesas hechas en momentos de tribulación. Su santuario se encuentra en la ciudad oriental de Salvaleón de Higüey.